El deseo concibe un método de atrapar la carnada. La voluntad lo aprueba y actúa, y el resultado es el pecado. Ya sea que lo sintamos o no, hemos sido engañados y atrapados. El bebé ha nacido, y ¡cuidado cuando crece! La vida cristiana es un asunto de la voluntad, y no de los sentimientos. Frecuentemente se oye a creyentes decir: “No me siento con ganas de leer la Biblia”, o “No siento que deba asistir a la reunión de oración”. Los niños se dejan llevar por sus sentimientos, pero los adultos actúan
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